Por Toño Peña de Marcos
Este post es un homenaje de reconocimiento y gratitud a Rocío Mancebo Francisco.
Rocío trabajó muchísimas horas y casi “a ciegas” de septiembre de 2017 a marzo de 2018 en un proyecto cuya temática apenas conocía al principio pero que con el tiempo logró dominar y disfrutar.
A pesar de la densidad del proyecto, los obstáculos administrativos y la presión de los plazos, Rocío estuvo siempre al pie del cañón, no desfalleció nunca y jamás tuvo un mal gesto. Es más, su serenidad, capacidad de trabajo y habilidad con los formularios me mantuvo ilusionado y tranquilo en un proceso que fue muy largo, intenso y agotador.
El encuentro internacional en Corella no lo pudo disfrutar íntegramente porque tenía que estar con sus dos niñas pequeñas, pero se “desquitó” en Dublín, donde por momentos (como yo y otros participantes) parecía levitar.
Solo recordar que Rocío abandona el proyecto solo porque ha conseguido plaza en un instituto de Logroño, donde podrá ir andando, incluso en bici (¡ejem!), y ya no deberá conducir dos horas a Corella entre ida y vuelta. O sea, que nos deja exclusivamente por cumplir con una de las prioridades del proyecto: la movilidad sostenible.
Mil gracias por hacer posible un proyecto que nos ha hecho conocer a tanta gente interesante y disfrutar tan buenos momentos. !Un abrazo enorme de parte de toda la familia Erasmus!