Por Irene López
El sábado disfrutamos una excursión muy divertida a Alfaro. Fuimos 9 chicas de 2º ESO (Jennifer, Itziar, Ainhoa, Noelia, Aitana, Irene, Erika, María y Elaine), un chico (Luis) y una chica de 1º (Naroa). Comenzamos muy tempranito, a las 8:30, y la primera parada la hicimos en el Mausoleo de la Torrecilla. Es una antigua necrópolis romana de los siglos IV-V en la que aún se pueden ver tumbas (algunas de niños pequeños, incluso bebés) y los cimientos del propio mausoleo. Después bajamos de la Torrecilla por una zona muy fresquita llena de hiedra y pasamos al otro lado de una acequia para llegar a la huerta de un señor, que fue muy amable con nosotros.
La siguiente parada la hicimos en Araciel, un asentamiento a 6 km de Corella en un promontorio que domina el valle del Alhama, donde almorzamos. Araciel tenía una posición estratégica entre Navarra, Aragón y Castilla; contaba con un castillo, capilla y bastantes viviendas, aunque nunca habitaron allí más de 200 personas. Muchos de los edificios barrocos de Corella se construyeron con materiales de Araciel. Por cierto, de este asentamiento medieval toman su nombre muchas mujeres de Corella, entre ellas mi madre.
A las 12:30 llegamos a Alfaro y visitamos la Colegiata de San Miguel. Dos guías nos explicaron la historia del monumento y de algunos de sus cuadros. Después nos dirigimos al Centro de Interpretación de las Cigüeñas, donde vimos un vídeo y nos explicaron el hábitat y costumbres de muchos de los animales de los sotos de Alfaro. Además, vimos los nidos y los huevos de las cigüeñas con varias cámaras.
Aunque la fatiga nos tenía sin energía, subimos al mirador de las cigüeñas para comer. Es increíble la cantidad de nidos (alrededor de 100) y cigüeñas (unas 500) que hay en el tejado de la colegiata.
En las escaleras de la colegiata nos encontramos una motito que nos pareció abandonada. Decidimos apadrinarla (bueno, amadrinarla) y bautizarla como «Motomami». Nos tiramos por todas las cuestas de Alfaro. No os perdáis la cara de pánico de María:
A las 16:00 cogimos el tren en Alfaro y nos fuimos a Tudela, donde tomamos un café y un dulce para retomar fuerzas en Samanes. Después, paseíto por el centro de Tudela y la Carrera. Había mucho ambiente, con charangas, cofradías con tambores, etc.
El día terminó con un breve viaje en bus de Tudela a Corella. Fue un día multimodal: caminar, tren y autobús, pero todo muy sostenible, como nuestro proyecto.