17 DE JUNIO
Gonzalo Ortega nos cuenta el cuarto día en Polonia del Erasmus GenCy4In&ClimA cofinanciado por la UE:
“Empezamos reuniéndonos a las 8:30 con el profesorado en el Hotel Amadeus, como de costumbre. El día era soleado y perfecto para recorrer un tramo de 8 km del río Oder en kayak.
Hicimos unos juegos con los remos en círculo que fueron divertidísimos. Era imposible no chocarse y no perder el remo, y ahí estaba la gracia. Nos dieron unas nociones básicas de paleo en el agua y, por parejas, bajamos al río Oder. Yo iba con mi hermano Pablo y, como imaginaréis, se mascaba la tragedia.
El Oder en ese tramo es espectacular: mucha vegetación, meandros preciosos, playas fluviales… Todo parecía idílico hasta que nos liamos en una maniobra, no nos entendimos y terminamos volcando. Nos recogieron con el raft y allí nos fuimos recuperando del susto. Mi hermano, que se había quedado con ganas, se montó con Iraia en una piragua y yo, tan contento, así no discutíamos ni terminábamos en el río. Por cierto, algunas parejas fueron cogiendo basura por el río (botellas y garrafas) y después llenaron una papelera donde desembarcamos.
Hicimos una barbacoa en un camping muy bonito con varios lagos. Muchas casas, todas de madera, daban al agua, ¡espectacular!
Por la tarde fuimos al instituto para la fiesta de despedida. Hubo varias actuaciones de violín, piano, canciones de Alejandra y Daria (¡preciosas!)… Hicimos un examen de costumbres polacas (amasar empanadillas, comer pepinillo con rábano picante y decir palabras polacas impronunciables) y nos ganamos un certificado. Terminamos haciendo un baile en corro.
Como siempre, la despedida fue la parte más dura. Tras una fiesta llena de bailes, títulos, desafíos varios y música nos dimos mil abrazos y quedamos para futuros encuentros. ¡Ya les echamos de menos!»
18 DE JUNIO
Nadya Rocha y Doaa Elliasmine nos cuentan las adversidades del pueblo judío en la Segunda Guerra Mundial para cerrar nuestra estancia en Polonia:
«Finalmente llegó el último día de visita en Polonia. Quizá suena muy triste pero las actividades preparadas para el martes 18 eran de las más esperadas. Nos levantamos temprano, terminamos de hacer nuestras maletas y con las lágrimas en los ojos nos despedimos de las familias que nos acogieron estos días, agradeciéndoles que nos trataron de una forma muy especial y haciéndonos sentir parte de la familia.
Después llegó la hora de montar en el autobús y dirigirnos a Auschwitz para asistir a una visita guiada que nos ha contado las trágicas historias que ocurrieron allí, en el mayor campo de exterminio de judíos que los nazis construyeron. Fue una experiencia realmente estremecedora. Es realmente difícil creer todas las atrocidades que allí tuvieron lugar. Como nos contaba la guía, en los campos de exterminio y concentración la vida humana no tenía valor, las personas consideradas “no puras” por los nazis eran tratadas como animales o incluso objetos, exterminadas de forma industrial y masiva.
Continuamos la visita en Birkenau, el campo de concentración y exterminio más grande de Europa. Ambas visitas fueron acompañadas de, curiosidades, anécdotas y datos importantes, como que entre Auschwitz y Birkenau murieron 1.200.000 personas. Sobre todo judíos pero también gitanos y polacos, entre otros. También nos recomendó películas y entrevistas para ampliar conocimientos sobre la vida de los prisioneros de estos campos de concentración.
Durante esta mañana hemos aprendido muchas cosas nuevas sobre uno de los capítulos más crueles y deshumanizantes de la historia de Europa. Tras terminar la visita y todavía con un nudo en la garganta, nos montamos de vuelta en el bus dirección a Cracovia.
Hacía mucho calor y lo único que apetecía era estar en la sombra.
El bus nos dejó lejos y llegamos al albergue arrastrando las maletas. Aprovechamos ese par de horas para comer y descansar.
A las 5 nos reunimos en la sinagoga, para conocer el barrio judío y su historia.
Nuestro guía fue Raúl, un guía de Valladolid que estuvo de 10. Nos habló de los lugares donde se rodó «La lista se Schindler». Sinceramente, fue muy interesante y captó nuestra atención durante dos horas largas.
Cruzamos el río Vístula por una pasarela llena de candados puestos por parejas enamoradas. Los fundirán todos y harán con ese metal el banco del amor.
Fuimos por muchos rincones del ghetto. Nos emocionó el monumento de las 65 sillas en memoria a los 65.000 judíos que murieron de 1939 a 1945. Solo 3000 sobrevivieron.
Una vez terminada la visita, pudimos pasear por Cracovia por última vez para terminar este bonito viaje Erasmus.
Un grupo de tres descarriados tuvieron que hacer por la noche una escapada exprés a Katowice, pero esa es otra historia…»