Veinticinco personas (21 estudiantes, dos padres y dos profesores) hemos disfrutado tres días de excursión por las Tierras Altas de Soria dentro del Erasmus «Generations Cycling for Inclusion & Climate Action». Nos lo cuentan tres embajadores Erasmus: Aitana Ayuso, Gonzalo Ortega y Noelia Fernández:
5 DE ABRIL: SUELLACABRAS-FUENTES DE MAGAÑA
«Primer día de la ruta Erasmus. La comenzamos en Suellacabras, que, a pesar de tener pocos habitantes, es un pueblo muy rico. Actualmente están construyendo una piscina climatizada para sus 25 habitantes y los pueblos de la comarca.
Nos hemos adentrado en el valle del Alhama. La primera parada ha sido la ermita de San Caprasio. Fue construida en el siglo XIII y todavía tiene el empedrado en buen estado. Cuenta la leyenda que el apóstol Santiago encontró refugio mientras escapaba de un dragón. Otro dato a destacar de esta ermita es que se dice que en ella hay una piedra que si la pisas encontrarás el amor pronto (yo se de más de una que la estuvo buscando).
En el camino hacia Magaña, hicimos un viaje al pasado encontrándonos con varios molinos harineros en ruinas. Visitamos una ermita desde la que había unas vistas preciosas de un meandro del Alhama. Cuando paramos a almorzar, encontramos una mandíbula de lo que parecía un jabalí en perfectas condiciones.
Después de un largo sendero entre encinas hemos llegado a nuestro primer destino, Magaña. Allí tomamos un refresco en la antigua escuela, que es ahora el bar Buenaventura, punto de intercambio de libros y de encuentro de todo el pueblo.
Estábamos comiendo en la terraza del bar cuando el enjambre de abejas que tienen en la esquina del edificio se ha alborotado y hemos terminado todos en el frontón.
Fernando Marín, el alcalde de Magaña, nos ha abierto y enseñado la iglesia y la ermita del pueblo. Es curioso cuánto patrimonio tiene y lo bien cuidado que está todo.
Sobre las 15:00 hemos salido hacia nuestro último destino del día, Fuentes de Magaña. El tramo se hizo un poco pesado ya que era todo cuesta arriba y los senderos muy estrechos pero el valle es espectacular. Valió la pena subir a la cumbre para encontrarnos con unos campos de flores amarillas muy bonitas (colza).
Antes de llegar a Fuentes de Magaña, nos encontramos con un lecho de rocas en el que se podían apreciar huellas de dinosaurios, y nos tomamos fotos con una escultura a tamaño real de uno de los saurópodos más grandes conocidos.
Después de caminar un rato más, por fin, llegamos a nuestro destino. Allí, descansamos en un bar del pueblo en el que jugamos con unas bicicletas que nos encontramos. Sobre las 6, pusimos rumbo al albergue en el que después de ducharnos, hicimos varias actividades como debates y juegos organizados por las embajadoras de 4°ESO.
Para finalizar este largo día, cenamos ensalada y albóndigas con tomate y nos fuimos a hacer karaoke y bailar «Just Dance». Ahora vamos a descansar para prepararnos para la próxima etapa: Fuentes-Castillejo-Sarnago-San Pedro Manrique».
Aitana Ayuso Torres
6 DE ABRIL: FUENTES DE MAGAÑA-SAN PEDRO MANRIQUE
«El segundo día de la ruta partimos de Fuentes de Magaña, donde estuvimos durmiendo por la noche en el Albergue Turístico Tierras Altas. Nos hicieron de guías Maite y Enrico, que el día anterior nos hicieron una cena riquísima (albóndigas con tomate).
Tras bajar por un sendero estrechísimo y con vistas magníficas, llegamos a Castillejo de San Pedro. Es un pequeño pueblo en el que Sergio, que se crió allí, nos ha enseñado sus rincones más encantadores, desde la iglesia hasta la antigua escuela, contándonos su historia y anécdotas que él recuerda de su pasado en su pueblo. Hay muchísimas flores, miradores, una era, un prado precioso…
Tras partir de Castillejo nos dirigimos por otro sendero estrecho a Sarnago. Es una pedanía de San Pedro casi deshabitada. Una señora nos ha abierto el Museo Etnográfico, gracias al que hemos conocido la vida de antaño, desde sus más básicos utensilios y herramientas utilizados en su vida cotidiana a objetos típicos de esa época.
Durante el camino hemos tenido anécdotas desde caídas como la de Sando al sacar su cartera, dejándonos claro que tenemos que estar atentos a lo que pisamos. Dice que ya nunca volverá a sacar la cartera por si acaso se cae… Después hemos visto una serpiente de escalera que ha asustado mucho a un par de chicas.
Finalmente acabamos el recorrido de hoy llegando a San Pedro de Manrique, donde el sacerdote (Toño) nos ha llevado a la casa parroquial para mostrarnos nuestros aposentos. Después hemos estado en el Museo del Paso del Fuego. La cena ha sido a base de platos combinados y hamburguesas en el Restaurante Motores.
Mil gracias a Enrico y Mayte (guías de la ruta), Sergio (guía de Castillejo) y a Toño, sacerdote de San Pedro por un día disfrutón e instructivo a partes iguales».
Gonzalo Ortega Bermejo
7 DE ABRIL: SAN PEDRO MANRIQUE-CORNAGO
«Hoy hemos amanecido en la casa parroquial y tras desayunar en el Restaurante Motores nos hemos reunido con los Biciclistas, que estaban deseando disfrutar con nosotros de este último tramo.
Para comenzar, hemos visitado el «Recinto del paso del fuego», lugar declarado de Interés Turístico Nacional y donde los sampedranos celebran la noche de San Juan.
Posteriormente, hemos emprendido el camino hacia Vea. Lo primero que hemos visto ha sido una cabra con un cabritillo. Durante el trayecto, hemos sido acompañados por el río Linares y los pájaros nos animaban con su canto.
Una vez en nuestro destino hemos almorzado y hemos descubierto que Pedro, uno de los senderistas, vivió parte de su infancia en este valle. Aunque a sus 76 años vive en Zaragoza, es natural de Peñaezcurna, el siguiente pueblo de la ruta. Allí vivían dos familias. A los 6 años, Pedro y 7 niños más, empezaron a asistir a la escuela a Vea; caminaban 6 kms cada día por un estrecho sendero, hiciera el timepo que hiciera. Además, nos ha contado que solía acompañar a su padre a San Pedro Manrique, adonde iban en mulo a vender. A los 9, les ofrecieron dinero por abandonar el pueblo y así lo hicieron y no volvió hasta pasados 30 años. Nos ha contado, emocionado, que no había regresado al valle y a Peñaezcurna desde 1994. Ah, también nos ha sorprendido diciendo que la foto con la que se han hecho todos los carteles de esta excursión es de una ventana de su casa.
No podíamos irnos sin ver la escuela de Vea, de la que con tanto cariño nos había hablado, por lo que hicimos una parada allí. Fundada en 1899, hemos visitado lo que quedaba de ella y afortunadamente, he podido presenciar como Pedro le contaba a su nieto diferentes anécdotas sobre el principio de su época estudiantil.
Continuamos hacia Villarijo, aunque un poco perdidos, ya que Toño había cogido ventaja, dejándonos a nuestra suerte. Cruzamos un puente de piedra y pasamos por zonas algo retadoras, lo que hizo más emocionante el recorrido.
Llegamos a Villarijo, donde disfrutamos de nuestra merecida comida y parte del grupo visitó un molino.
Ya nos acercamos a nuestro rumbo final, Cornago. Durante gran parte del camino, estábamos tan rodeados de plantas y árboles que nos resultaba incluso agobiante, aunque las vistas que nos ofrecía la naturaleza después merecían la pena. Poco después, hemos tenido que tomar la decisión más importante (y divertida) del día: cruzar el río o subir continuar por la montaña, con sus subidas y bajadas. Como os podéis imaginar, no había lugar a duda, y la mayoría nos hemos calado de pies a rodillas. Para nuestra sorpresa, nos ha venido hasta bien, ya que los pies nos han agradecido ese agua congelada.
En la recta final, hemos pasado por Valdeperillo, aunque todos estábamos deseando ya llegar a Cornago. Hay que decir que los últimos km se nos han resistido un poco, pero finalmente hemos llegado con éxito al bar Las Huellas, donde, orgullosos, hemos parado a tomar algo mientras esperábamos al bus que nos traía de vuelta a Corella.
Y así terminan tres días de senderos preciosos y visitas culturales. Esperemos que otro curso tengamos una excursión similar»
Noelia Fernández Flores